En la fundación de La Paz, los indígenas y fundadores atravesaban acuerdos y conflictos de convivencia

Prensa GADLP | 20-10-2025

Para el periodo de la fundación de La Paz, años antes y después de 1548, los indígenas asentados atravesaban acuerdos y conflictos con los fundadores, como el derecho a trabajar, más no dormir en el espacio de los españoles y en contrapartida, expresaban reclamos por los tributos y la mita.

“En el marco de los 1.500 años en la región donde hoy está el departamento de La Paz había una población donde vivían familias de la nobleza aymara perteneciente a los señoríos aymaras, quienes eran los Chuquimia, Nina y Quirquicha, vivían en torno a Churubamba, lo que  hoy es la plaza Alonzo de Mendoza, sin embargo  no había una integración total, es falso cuando se dice que los indios no podían ingresar a la ciudad, podían venir a trabajar, a los días de fiestas, pero no podía dormitar”, relató Fernado Cajias de la Vega, historiador nacional.

La población indígena provenía de la meseta del Collao (Altiplano), un área alrededor del lago Titicaca, se asentó en el valle de Chuquiago, una ladera protegida del frío y del viento, donde hay un río que cruzaba el valle, de corriente rápida. El afluente es el Choqueyapu, un eje natural del valle paceño.

Estos señoríos aymaras surgieron después de la cultura Tiahuanaco y estaban compuestos por diversos grupos, como los collas, lupacas y pacajes. Aunque compartían el idioma aymara, además del quechua y puquina, no formaban una entidad unificada.

“Está población indígena se organizaban en ayllus, de hanansaya y hurinsaya, bajo la autoridad del curaca, que era el gobernador y sus ayudantes. Su economía se basaba en la agricultura y ganadería, con cultivos como maíz, papa, quinua, cañahua y coca, y animales como llamas y cuyes”, según reseña del documento Descripción y relación de la ciudad de La Paz (1586), publicado en 2011.

*Relato*

El mismo texto continúa: “Mantenían creencias ancestrales con ídolos sagrados, como Choque-Gunca e Illimani. La región también tenía recursos naturales importantes como minas de oro y salares. Con la llegada española se introdujeron nuevos cultivos y animales domésticos, como ovejas, vacas, caballos, mulas. Además, de la filosofía de la Iglesia católica, transformaron su estructura social y religiosa. Así, la población aymara fue la base cultural y territorial sobre la cual se fundó la ciudad colonial de La Paz”.

En el contexto indígena de La Paz, hubo facciones que apoyaban a Francisco Pizarro porque no tenían relación con el inca Atahuallpa, quien fue el último emperador del incario, antes de la conquista española, y su captura facilitó el control español sobre regiones como el Collasuyo.

Los incas no erradicaron a los señoríos aymaras, sino que los integraron a su estructura imperial a través de una política de unión que respetó, en gran medida, sus organizaciones internas y los reconocieron como caciques a sus líderes. Esta estrategia permitió el control y administración eficiente del territorio con la estructura de poder ya existente.

Al respecto, el investigador Maurice Cazorla Murillo amplió esta teoría de convivencia de los incas y señoríos aymaras. “En realidad, los incas no destruyeron totalmente a los señoríos aymaras, sino que los incorporaron al sistema imperial y se les reconocieron como caciques”.

Los indígenas de La Paz fueron sometidos a duras condiciones de trabajo y explotación, muchas veces maltratados física y económicamente. Aunque algunos líderes negociaron para proteger a sus comunidades, su poder era muy limitado frente a los españoles. Esta opresión generó múltiples resistencias y rebeliones indígenas, que buscaban defender sus tierras, derechos y formas de vida frente al sistema colonial que los explotaba y marginaba.

“Durante  la colonia, se inició la lucha entre pizarristas y realistas. El 20 de octubre de 1547 se produjo un combate sangriento en el lugar denominado Batallas, entre Pucarani y Huarina. Al derrotar totalmente Don Pedro de la Gasca al rebelde Gonzalo Pizarro (hermano de Francisco Pizarro), decidió fundar una ciudad que conmemora ese acontecimiento, tras el primer aniversario de la batalla de Huarina se le encargó a Don Alonso Mendoza fundar el 20 de octubre de 1548 la ciudad con el nombre de Nuestra Señora de La Paz”, según la edición del periódico La Razón de 1948, por los 400 años de la fundación de La Paz.

*Fundación*

En esta línea, Cazorla explicó: “Estamos hablando de un periodo complicado porque se funda después de que los ejércitos de Diego Almagro y Gonzalo Pizarro terminan enfrentándose y por ello ostenta en su escudo ´Los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria´, como producto de la batalla de Huarina”.

Ya a partir de la fundación de La Paz, socialmente se construye una ciudad en forma de (damero), cuadrícula, donde regían las leyes españolas con acuerdos importantes.

“Se constituyó una élite española reducida pero poderosa, que comenzó a establecer haciendas, minas y pago de tributo, lo que ocasionó conflictos, con muchos líderes indígenas, quienes pocos negocian con los españoles para conservar ciertos privilegios, aunque con poder limitado. También hubo resistencias y rebeliones indígenas”, narró a detalle Fernando Cajías.

Urgió en ese momento una población mestiza, que aunque no gozaba de los mismos derechos españoles, tampoco era tratada como los indígenas.

En esta línea coinciden Cazorla y Cajías, de que los “indios eran sometidos a mayor explotación y maltrato”, obligados a pagar tributos y a trabajar en condiciones duras, especialmente en las haciendas y minas. Vivían en los barrios San Pedro, San Sebastián y Santa Bárbara (Miraflores).

Cazorla agregó: “los españoles vivían en el centro, cerca de la plaza de armas y las casas reales; los mestizos habitaban barrios periféricos como San Sebastián y Santa Bárbara, con acceso limitado y los indígenas eran reubicados en barrios fuera del centro, como San Pedro, en las laderas del valle, con viviendas más sencillas. Estaban separados del núcleo urbano por los ríos Choqueyapu y sus afluentes, y eran considerados extramuros”.

En esa linea, Cajías agregó: “tenían más posibilidades de acceder a ciertos oficios, tierras o cargos menores, y su trato era relativamente menos opresivo, aunque enfrentaban discriminación y limitaciones legales”.

El corregimiento de La Paz abarcaba territorios tanto en el Altiplano como en Los Yungas, donde los corregidores ejercían autoridad sobre las comunidades indígenas. En 1781, las comunidades indígenas del Alto Perú, lideradas por Túpac Katari y apoyadas por lideresas, como Gregoria Apaza, se levantaron contra el dominio colonial español, que reflejó el descontento con las imposiciones coloniales.

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